Dale la palabra al soñador
y procura escuchar
su dulce rumor;
tal vez, de su boca,
salga un ruiseñor.
¡Oh, canción de estrellas!
Es de éter tu melodía,
y haces de la maquinaria
del cielo tu motor.
del cielo tu motor.
Sin embargo, casi triste,
casi inmóvil,
señora, señor,
yo sé que sólo quieres
ser silencio y espejos…
ser silencio y espejos…
Cerrar los ojos
y, con tu voz de ángel dormido,
apagar el reloj.
No hay comentarios:
Publicar un comentario