El coleccionista de máscaras
bate las alas de sus ojos
para ascender;
cuando su rostro desaparece,
se esfuma el dolor.
Todas las mañanas se cubre
el rostro con su máscara,
el rostro con su máscara,
sin miedo a hundirse
en su propio corazón…
—¿Quién eres?—
Soy el que, bajo
una máscara, matará al dragón.
No habrá testigos
cuando haga mi revelación…
cuando me despoje de todas mis máscaras
y encienda el motor de la redención.
—¿Quién eres?—
Soy el creador.
—¿Quién eres?—
Bajo mis máscaras
se fabrica el silencio
y la verdadera identidad del sol.
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