Las
casas están en su sitio, firmes y seguras a la luz de la mañana. Parece que
será un día caluroso y húmedo de otoño.
La
noche ha acabado. Comienza el día.
(Sandor
Marai)
Entras al día como a tu verdadero hogar,
Sabes devorar el espacio de las
recortadas calles de la ciudad.
Pero ¿pudiste recordar aquel sueño que te
despertó a medianoche?
¡Oh cuanta vaguedad en esas imprecisas
imágenes!-exclamarás-
Estás seguro que las cosas derraman sentido y nacen sólo
al contacto de tus ojos,
Sin embargo, ¿cómo te deshaces de aquella
sensación líquida
que te regalan los sueños?
El infinito se ha resbalado de tu
inconsciente finito,
el océano abierto de par en par ante el
círculo de la noche,
Tanto mar en la orilla de los sueños…
¿No es así?
Unas manos secretas crearon bajo un árbol milenario
Este otro lado, un mundo de bellas copas
vacías y relojes de arena.
Pero a ti te enseñaron sólo a ser útil,
a
caminar coronada por un cielo siempre lejano.
Oh Hombre, mortalidad cifrada en los
manuscritos del tiempo,
criatura de cristales y sombras, aprendiste a
despertar
Pero ¿quién te enseñará a habitarte a ti
mismo en el círculo
Onírico de un mudo y quieto Dios?