miércoles, 30 de abril de 2014

Los venenos de Tristán

Aubrey Beardsley

La espada del recuerdo buscó su cuerpo con su filo emponzoñado,
 se incrustó irreparable en la noche de su corazón.
La muerte dejó  una presencia de mármol que florece en mis cabellos,
Mientras su fría  serenidad se disipa siembro el mar en una barca que es distancia.
Los ojos de Tristán emigraron hacia las galerías del tiempo
en busca  del antídoto húmedo de una madrugada
que desplazara los planetas agónicos de su corazón.
Fue entonces que Isolda tiró la moneda del vértigo
 al pozo sin fondo de la sombra,
y con la lucidez de los peces puso un pájaro blanco en su corazón.
Atento al gesto, dentro de su estrella lejana
Tristán dejó que la herida retornara a la espada fugitiva,
junto con todos sus sueños migratorios.

domingo, 27 de abril de 2014

El blanco desierto de la noche

Marc Chagall

Que el sueño regrese al blanco desierto de la noche
que retorne a colonizar el llano de nuestros presentimientos

La cabellera de la madrugada se enreda en mi paisaje interior

Con los ojos cerrados es más fácil atravesar la eternidad
y golpear las murallas gaseosas de la impresión

En la cima de la oscuridad solté un reloj sonámbulo

Qué la eternidad sea alejada por el viento
para que las horas marchen tranquilas hacia su desierto blanco

viernes, 25 de abril de 2014

Pensamiento de Isolda

René Magritte

¿Acaso el amor es esa líquida sustancia
que duerme en la copa fantasma de mis sueños?
Su contenido es una pequeña charca vegetal
que invisible se extiende bajo signos astrológicos
que no logro comprender.

 La copa contiene una estrella herida
El esplendor tierno de su luz fugaz deshace mi intención
¿Alguien buscó mi huella en una nieve  cubierta de algas fantasmas?
El elixir del amor se multiplica bajo mis párpados de agua
Brotan pensamientos redondos de mis pestañas.

Tristán es una ola de mar trizada por el tiempo
Sus sueños se abrazan a una orilla rota.
Sin el consentimiento de los dioses sus manos
Construyen un naufragio de yeso: estática la mirada
Y el corazón apagando las espectrales lámparas del horizonte.

La copa es un ojo profundo que ahoga las miradas pegadas
A esa primera ventana,
Ella persevera a la luz de su diáfano contenido,
bajo la luminosidad de una delicada lámpara
sigue esperando la formación sideral de un azar de agua.




miércoles, 23 de abril de 2014

Tristán e Isolda

Tristán e Isolda, Salvador Dalí

¡Oh la blanca manta del amor
cubriendo un sueño verde!
¿Cómo llegamos a esta hora redonda?
¿Qué silencio crepitante nos condujo a este volcán
que como muralla nos revela y divide?

Tristán, hay pájaros rotos en el cielo,
sus despojos caen insaciables sobre nuestro olvido
La pócima que hemos bebido
asciende oscura por nuestra arboleda interna

Navegábamos por la garganta del mar
Con este modo austero y anhelante de amar
Las porcelanas rugían en el fondo de la inmensidad,
invocaban la pupila dilatada del amor en su copa,
Era una sombra en el pasado, y sin embargo tampoco era eso

Isolda, te he invocado,
Del mismo modo como la brisa serena
Llama a la tempestad,
Isolda, los manuscritos fugaces de tus manos
arrastran al cielo hacia una eternidad extraña

Algo probamos,
Tal vez fue el veneno, la pócima de la noche universal,
El mago escribió nuestros nombres en la muralla perforada por los astros,
Finiquitado, aniquilado el mundo,
Hasta que de pronto nos advertimos
En un sueño extraño,

Tristán, voy puliendo las nubes
Dibujando signos que te revelen mi submarino corazón,
Voy hacia a ti en la noche luminosa
Lentamente,
Como el viejo Ulises a su Itaca inmortal.

lunes, 21 de abril de 2014

¿Podría...?

Michael Cheval

¿Podría usted abrir la puerta blanca y fría de sus sueños infantiles?
¿Podría hacerlo antes que ella caiga sobre si misma y esconda nuestra visión en el umbral?
¿Podría usted despojar de su geometría a la ventana para vaciar la imagen de su primer encuentro con el mar?
¿Podría usted devolver al jardín el sueño primitivo de su rapto?
El mundo se aquieta, ruge por vuestra intención,
Se inclina incierto ante los deseos ahogados en vuestras piernas.
Que bellas son las manos inclinadas hacia lo más dulces anhelos,
Que bello es el amor que surge por un desconocido en un sueño extraño.
Todos querríamos ser amados,
Acariciar el brazo de Dios en los otros,
¿Podría usted cruzar la frontera líquida del espejo y abrir hacia dentro
la ventana de mi corazón?


sábado, 19 de abril de 2014

El movimiento de los dedos del tiempo

La tienda de marionetas, Ann James Massey

Nuestro tiempo cae como fruta madura de un árbol sin raíz e insomne,
la gravedad vestida de sucesión empuja nuestros recuerdos hacia una alfombra fantasma.
El tiempo movió sus dedos implacables e hizo bailar los hilos de unos muñecos envejecidos
 "El movimiento fabrica la distancia en su laboratorio geométrico".
Las horas enblanquecen nuestra danza mecánica
acaso enfrían los cielos que aún no han nacido.

¿Lograste divisar al infinito deshojando como margaritas al movimiento?
¿Viste la sombra del reloj dibujando marionetas en mi espalda?

martes, 15 de abril de 2014

Un viento antiguo dibuja tu rostro en el espejo del mar


Un viento antiguo dibuja tu rostro en el espejo del mar,
tus ojos se hacen líquidos en su superficie lejana.
¿Acaso se alimenta la marea de tus sueños refractarios?
Las huellas de tus pasos se esconden en un bosque en llamas
si, es verdad,
las cenizas del camino harán más profundo tu arribo a la mañana.
La eternidad es enemiga de tus efímeros presentimientos,
acaso la travesía de la noche te obligue a soltar
aquellas imágenes fantasmas
¿Dónde está la vida que sobre la pendiente de tu mirada se resbala?
El viento trata de poner orden en la trama que se desgrana.

sábado, 12 de abril de 2014

La espera

La caja de Pandora, René Magritte

Se sentó sobre sí mismo y comenzó a tejer una blanca espera,
decoró su abandono con rosas y lirios de nieve
para olvidar las pestañas congeladas de la eternidad;
sin embargo, algunos pétalos asustados del vacío
 resbalaron de su inconsciente y lograron extenderse y perdurar.
Su hogar, nido de ángeles caídos,
guarida abrillantada donde nacían y morían pálidos pájaros 
que alejaba un viento extraño.
Pero ¿Qué esperaba?
¿Acaso el amor y su reinado de blancos platos?
tal vez,
nunca se sabe que se busca hasta que se encuentra
O se sueña.
Pero ¿qué es la espera de un solo hombre 
para el reloj envejecido de toda la humanidad?
¿Qué se busca en la palidez eterna de los sueños incumplidos?
¿Por qué retroceder para besar aquella orilla con la espalda?
Él mira la luna, esa única luna que recuerda
y desteje el tiempo para recomponer su inmóvil espera.

jueves, 10 de abril de 2014

La mano

Max Ernst 

La mano que abre la puerta blanca de un sueño recurrente
acaricia el revés de una eternidad artificial.
Los dedos petrificados se alargan para que la ausencia se aleje
y el vacío se acomode en el sueño estacional del guante,
La mano se alza y la puerta envejece,
inconsolable la madera que escupe tantas despedidas.
Todas las manos del mundo quisieran abrir la puerta de un deseo abstracto


lunes, 7 de abril de 2014

En pos de la belleza mi centro se eleva

Max Ernst

¿Y entonces, a dónde escondo la estatua del sol?
¿En qué lugar oculto la superficie quemada de la memoria?
De río en río iba nuestro abrazo más profundo
esperando aferrarse a un naufragio
acaso al presentimiento de un barco que a Itaca nos regresaría.
Cuando siento al sol morir en la ventana
olvido los presagios de la mañana;
la cortina y yo lloramos por la tumba que florece
en los rincones del tiempo,
Sin embargo, sobre la cabeza de la mujer que soy
la vida tiembla
y
en pos de la belleza mi centro se eleva,
asciende hacia la sombra equilibrista de la eternidad
Del mismo modo que el vapor luminoso de la mañana se eleva hacia el sueño
que olvidamos al despertar.




viernes, 4 de abril de 2014

El otoño

El árbol de la vida, Gustav Klimt

Las hojas caen como murallas,
el verde enloquecido nos separó del canto de las libélulas
y obligó a nuestra lámpara a  despavorida emigrar.
Ahora las flores cierran los ojos para honrar al mar distante,
Todo empieza y termina en tu salvia delirante
Sabemos que en los más interno de nosotros un árbol se deshoja
y escupe las horas que ya no volverán;
Desnudos y tiritando nuestros sueños se evaporan.
El tiempo enciende y apaga el milagro
con un gesto mecánico y gastado,
y nos obliga a dejar caer sueños, memorias y deseos
que fríos y livianos se hunden en la tierra.