miércoles, 23 de abril de 2014

Tristán e Isolda

Tristán e Isolda, Salvador Dalí

¡Oh la blanca manta del amor
cubriendo un sueño verde!
¿Cómo llegamos a esta hora redonda?
¿Qué silencio crepitante nos condujo a este volcán
que como muralla nos revela y divide?

Tristán, hay pájaros rotos en el cielo,
sus despojos caen insaciables sobre nuestro olvido
La pócima que hemos bebido
asciende oscura por nuestra arboleda interna

Navegábamos por la garganta del mar
Con este modo austero y anhelante de amar
Las porcelanas rugían en el fondo de la inmensidad,
invocaban la pupila dilatada del amor en su copa,
Era una sombra en el pasado, y sin embargo tampoco era eso

Isolda, te he invocado,
Del mismo modo como la brisa serena
Llama a la tempestad,
Isolda, los manuscritos fugaces de tus manos
arrastran al cielo hacia una eternidad extraña

Algo probamos,
Tal vez fue el veneno, la pócima de la noche universal,
El mago escribió nuestros nombres en la muralla perforada por los astros,
Finiquitado, aniquilado el mundo,
Hasta que de pronto nos advertimos
En un sueño extraño,

Tristán, voy puliendo las nubes
Dibujando signos que te revelen mi submarino corazón,
Voy hacia a ti en la noche luminosa
Lentamente,
Como el viejo Ulises a su Itaca inmortal.

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