Esa
noche se apagaron todas las estrellas,
algo
sorprendentemente silencioso las apagó,
el
cielo decoró su abandono con guirnaldas viejas
que
en su tímido resplandor la luz más triste evocó.
El
universo se tragó así mismo
y
en una vacía estación de trenes se transformó.
Esa
noche soñé que la oscuridad estaba encerrada en una botella
que
sobre el mar naufragó,
toda
la oscuridad deslizándose sobre la superficie de las aguas,
la
tiniebla como el espíritu de las flores, encerrada en su botón.
¿Qué
esperaban las estrellas?
Nada
De
Nada
Nada la oscuridad
Como hada,
aferrada al borde de su estrella muerta.
Aquella
noche, todo se acabó,
para
que el origen golpeara las puertas del retorno.
El
tiempo se desmoldó del espacio
y la
luz por el recipiente de un reloj de arena se escurrió.