martes, 25 de junio de 2013

Algo de quietud


La superficie de mi piel, en profunda quietud,
gota a gota el tiempo se va desvelando en mi exterior,
entran en mí los años…
Lentamente enciendo la luz de la jornada,
doy el primer paso, 
¿Adonde irá a parar el silencio nocturno?
Sin emoción secreta la luz consuela y miente.
Oh quietud, acaricias los brotes tempranos,
con paciencia en tu lánguida esfera
preparas las flores que vendrán;
de mi centro surge una brote que bosteza,
no hay prisa para mi laberinto de mármol y sal.
Ya no huele a tempestad,
ahuyentando el espacio,
el alma se acomoda lentamente en su vestidura de carne.
Sigo la huella de mis pasos
ellos desembocan en un mar verde, calmo

que acuna en sus entrañas un extraño reloj de sal.

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