Gitana, derramas tu alma sobre la arena;
la luna es un broche que decora tu corazón.
Palpita el cielo en tus ojos,
y los ríos desdibujan tu porvenir.
¿Quién dibujó los cristales de tus lágrimas
en la superficie del sol?
El camino es dejar de andar,
¿no es así?
Acaso lo único errante
sea tu corazón.
Gitana, pule con tus tristezas
las mareas del sol,
y apaga esa última lámpara
en el centro de tu corazón.
¡Vamos!
¡Vamos!
¡La caravana te dejará atrás!
¡Las manzanas en tu regazo
se pudrirán!
Las líneas de tus manos
esbozan el destino de una flor.
¡Vamos!
Cuando los recuerdos
dejen de ser la lluvia,
y el sol, hacia un jardín secreto,
te conduzca;
el destino trazado en círculos de arena
se dispersará en infinitas
y relucientes partículas.
Entonces, alguien murmurará:
“No te pierdes, te enredas en tu humanidad,
como marioneta en hilos invisibles.
El titiritero no mueve estos hilos,
sólo los dibuja en la arena.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario