jueves, 31 de julio de 2025

Sueño II

 


Subiste la colina;
en silencio, cortaste
algunas flores
y las pusiste
en un improvisado altar.

Yo iba detrás.
Mi pelo castaño
era una ola
que sacudía tu mar.

Tomaste mi mano
y la apretaste suavemente
tres veces,

como un mensaje oculto
que no entendí, pero 
que no pude ignorar…

—¡Vamos! —te dije—.
¡La cima es un sueño
del que no hemos de despertar!

—¿Dónde estás? —te oí murmurar.
—¿Dónde estás? —te oí contestar.

Nos separamos antes de llegar a la cima.
En la cima te voy a esperar…

Anhelas la blancura
y la claridad de la nieve;
sé que la encontrarás.

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