viernes, 25 de julio de 2025

Hijo pródigo



Estrellas fijas en un cielo congelado.
Cerraste los ojos.
Pasaron cien años.
Al séptimo día, te levantaste
con la resaca de la traición.
—Bienvenido al infierno, mon amour,
murmuró la mujer que despertaba a tu lado.
Su olor a sahumerio te perforó el corazón
y te hizo pensar en mi superficie blanca y etérea.

Tenías veinte años cuando te brotaron esas várices;
yo, que atravesé todos los desiertos contigo
puedo dar fe de aquello. Te vi cojear.
El amor es frágil, hijo pródigo:
¿Cuándo aprenderás tu lección?
Desde mi cama, vi tu fantasma naufragar.
Ahora estoy corriendo.
Estoy corriendo en dirección contraria a ti.

—Yo he visto su cara en otro lugar, señorita,
me dijiste, en un sueño extraño,
y disparaste una bala de plata en mi corazón.

Ya me tienes cansada, hijo pródigo.
Tus malos hábitos me vaciaron el corazón.
—Bienvenido al infierno.
¿Cuándo aprenderás tu lección?


No hay comentarios:

Publicar un comentario