Querido diario:
Primero fue un fruto negro
que brotó del cactus
que dormía, ajeno, en el balcón.
Luego fueron las cucarachas,
marchando obstinadas
bajo mi colchón.
Había huellas de saliva,
sexo y sangre
que descascaraban lentamente mi corazón.
Querido diario,
me he vaciado completamente.
Hay un hueco blanco en mi corazón:
la traición desangra a cualquier amor.
Querido diario,
la intuición es un detective
implacable.
¡Deberías considerarlo
la próxima vez, furtivo cazador!
Eres torpe y obstinado:
tu juicio es un averiado motor.
Querido diario,
no hay mal que dure cien años…
ni tampoco mi amor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario