miércoles, 12 de diciembre de 2012

Viejos trenes


Se oscurece la hierba quemada en tu memoria,
se oscurece y diluye como el humo fugaz del incienso
 que una mano invisible enciende,
y que nos recuerda que nada sobrevive luego del resplandor.
En el horizonte cerrado, un velo oculta el porvenir de las aguas,
¡Tiempo irrepetible!
¡Tiempo dormido en la quebrada!
Pisando un prado radiante
 llegaré a la vieja estación donde duermen los trenes.
Que florezcan mis versos entre las ruinas de recuerdos móviles y ajenos,
sentada en la cima del día,
entre campos y pastizales tristes que pronto olvidarán la primavera,
voy a cantarle a los estáticos y viejos trenes.

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