Extraño, me veo a mi misma acariciando a la clepsidra,
El agua es una ciudad de música y astros que respiran
¿en qué estación escondiste tu cronómetro de cristal?
Es necesario hacerle esta pregunta a la clepsidra dormida
para que ella me invite a entrar en mi propio corazón,
Soy la dueña de esta casa y doy la orden de girar antes de entrar.
Obedezco, y giro lentamente como la ciega bailarina en su cajita;
Luego, al percibir un cambio de luz en mi rostro, mis pies se trastornan
me hacen girar veloz como el rayo
poseída como un enigmático sufi,
poseída como un enigmático sufi,
Doy vueltas
y vueltas.
Le pregunto a dios:
y vueltas.
Le pregunto a dios:
¿Qué viento suave me devuelve a las puertas de esta casa extraña?
¿Qué alter ego mora sus entrañas de madera, polvo y sal?
¿A donde ir si la frontera de piel es una ventana?
Dios tan inmenso, tan amarillo, tan cubierto de oro
me responde con un rotundo silencio.
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