Estás cantando
como en los cuentos de duendes
despacio y rotundamente blanco,
desarmando el tiempo para acomodar tu
canto.
La melodía se está alejando por la marea
de la rosas,
como una vieja balsa se está fugando.
Le estás cantando a la noche,
Precisamente ahora
O tal vez desde siempre,
rebosando el norte de los sueños
resucitados.
Y la luna queriendo bailar,
Cansada de las diademas estáticas de la
noche,
Alguien te escucha ciegamente
mientras acomoda su alma bajo la claridad de la
tormenta.
Estás expulsando el alma en lejanos
litorales
Queriendo alcanzar una orilla,
Desmigando un pan invisible,
partiendo las moléculas hasta lo
indivisible.
Bajo la sombra de un árbol trágico
Como un ilusionista de la voz
pisando el abismo de la noche,
vuelves a inventarte
y con ello reinventas al hombre y su
canto.
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