Las
murallas de carne asedian tu corazón,
Sabes
que no hay liberación si no presientes la eternidad,
Tal
como intuye el submarino su destino oculto en el mar.
Cuando
venga el deshielo no olvidarás el encierro
Pero
podrás amar como estrella recién nacida
Como
isla transportada por el viento a su origen remoto,
Con
todos los faros desolados apuntando hacia tu centro.
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