martes, 25 de diciembre de 2012

Bajo la copa de un árbol




Bajo la copa del árbol que ha de invertir el misterio,
Me encuentro a un señor dibujando el tiempo,
Bajo su sombra cristalina, la cáscara del corazón esconde los desechos de los sueños más extraños,

¿Quién profetiza la sustancia de los colores? Le pregunto en voz muy baja.

Y él se ríe,
Sólo se ríe, como aplaudiendo la hipocresía del mar.
Como un mago oculto en el umbral retiene finalmente la risa
y la suelta en mi demudado jardín.

¡Qué cínico es usted señor! Le digo colgando mis pies desde la estrella más alta.

Al instante me responde desde el borde de su trapecio recién pintado.

Señorita soñadora, le indico o más bien le advierto que los lirios voladores la están alcanzando, no piense tanto en la resurrección de aquellas golondrinas del siglo pasado, ¡reme! ¡reme!

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