Ulises, siempre es mejor no regresar:
avanza y dale la espalda a la tierra que te vio amar.
Vamos, escucha el canto de las sirenas
y haz de la isla de Calipso tu única verdad.
Regresa a ti;
dirige tu nave hacia tu propio corazón.
Acaso tu patria sea mi ausencia y la soledad.
Próspero es todo olvido...
Oh, Ulises, no hay Ítaca que dure cien años,
ni amor que la distancia pueda abrazar.
Ya no puedo destejer mi manto:
sus hilos son de sal.
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