Serena como el primer día de la flor
me arriesgo a derramar la marejada,
el día, mi cómplice, está claro en la
superficie de la nada.
Ya habrá tiempo para desordenar el
universo,
ya habrá sucesión para aquellos que
olvidaron el espacio,
si fuiste sólo tiempo…deberás aprender a
ser un lugar.
He visto la luz morir entre mis dedos,
he visto un caballo abrumador entre
vuestras cabezas,
la libertad recién nacida recostada en
la recámara del mar.
Después de todo ¿debemos reinventar el
horizonte?
¿Debemos?
Lucirás el vestido transparente que
recortará el límite de lo venidero.
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