La
sucesión desciende por el río
Que
como llanto nocturno humedece
Y alarga
las sábanas del tiempo.
La
única riqueza del devenir
Es
el as de oro que has de sacar
debajo de la manga del silencio.
Voy
en mi bote seráfico
Tratando
de descubrir los astros ocultos en el agua;
Miro
la espuma impalpable de mis sueños
Y me
abandono esplendorosa de falsos augurios.
No
hay brújulas y los cuatro puntos cardinales se han hundido
en
el algún punto del camino.
¿podrá
alguien ayudarme a remar?
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