¿Podría usted abrir su puerta de arena un
momento?
¿Podría hacerlo antes que ella se deshaga, consciente de su fin en el umbral?
¿Podría usted ofrecerme la flor del
manzano en el comienzo de la primavera?
¿podría usted bajar la escala y retornar
al jardín que tantas veces ha soñado?
El mundo se aquieta, ruge por vuestra
intención
Se inclina incierto ante los deseos
ahogados en vuestras piernas.
Que bellas son las manos inclinadas hacia
lo más dulces anhelos,
Que bello es el amor que sentimos por un desconocido
en un sueño extraño.
Todos querríamos ser amados,
Acariciar el brazo de Dios en los otros.
¿Podría usted cruzar la frontera líquida
del espejo, correr la cortina blanca
y abrir hacia dentro la ventana de mi corazón?
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