Caballero,
la calidez de tu silencio
sobre la llanura dorada de mis sueños.
Mi deseo de atrapar
la armadura en péndulo del sol;
acaso tu ocaso caiga sobre un espejo romano,
antiguo, brillante,
pulido por las tristezas del sol.
Caballero,
¿tus vasallos son la luz y el silencio?
¿Tu feudo, el infinito oculto en una flor?
La dama de Shalott, desde su barca, te susurra:
La única fidelidad que perdura
en los océanos del tiempo
es la del sol.
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