Avanzamos montados sobre el carro
salado de la eternidad;
con energía y determinación damos un salto
hacia la pequeña pirámide del mar.
De un vértice al otro, la vida…
De un vértice al otro, la muerte
y su blanca soledad.
Masas de agua entre tú y yo;
toma tiempo avanzar.
Barcos recién nacidos nos hacen señas
desde la montaña líquida del azar.
Entro victoriosa en la mañana;
hoy elijo la fiesta silenciosa de la profundidad.
El tiempo y su carro de olas
nos empuja…
¿Qué orilla nos espera?
¿Qué arena infinita nos abrazará?
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