Sus ojos oscuros contemplaron la luz
desde el intervalo de la vida y la muerte.
Con el corazón pletórico de cenizas
espantó a los hijos de Apolo
y a los pájaros del sol.
Lady Dafne,
siendo Artemisa audaz, la bautizaron Dafne;
ligeras venas resultan pesadas para el sol.
Nací para una sombra que nunca me abraza.
—Sabrás que la luz es un ancla—.
Crecí hacia dentro como raíz amarga.
Nací para una noche profunda
que jamás me alcanza.
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