Monsieur Debussy:
las notas del piano se desgranan en el reloj;
arena en las arenas del sueño de sus pasos.
¿Acaso en su mundo nunca se apagará el sol?
Silencios que se encienden sobre el piano...
Sólo el tiempo sabrá apagar su blanco motor.
Monsieur Debussy, usted lo supo:
Somos un fugaz —acaso líquido— resplandor
de estrellas muertas en un cielo soñado por el sol.
¡Oh Señor, su sueño de irregulares impresiones cayó!
Y sobre una fuente pletórica de espejos se hundió.
Escucha —alguien ha dicho— el mar se liberó,
y no habrá jaula dorada que lo devuelva a su prisión.
La libertad brota de las brillantes teclas del piano:
¡Hemos corrido desnudos por la ribera del río, bajo el sol!
El tiempo hace del movimiento de unos dedos su motor.
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