Oh escucho a la suerte haciendo su ruidito
imposible,
¿cara o sello?
La moneda
deseando deseos en el umbral;
digo cara y cae el espejo,
mi rostro se evapora,
entonces doy la espalda,
la cual se hace fugaz como el agua
y me entrega una ciega victoria.
Precisamente del azar brotaron las monedas,
las cuáles brillaron un instante,
luego se apagaron.
Entonces comprendiste:
la suerte es nostalgia de aquello que duerme en ti,
un manto con el que las Hades han de cubrirte en la oscuridad.
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