Ícaro
se elevo torpe, oscuro e impenitente;
desplegó
sus pobres alas
construídas
con la cera del olvido.
Quién me siga-susurraba el sol
Quién me siga será dueño de la galería
pletórica de mi sueño astral.
Oh
Ícaro, es mejor que no escuches al sol
con
su retórica de estrella lejana y ausente.
Me enciendo, me apago,
Como la lámpara arbitraria de un
perezoso gigante
¡Ven, asómate a mi precipicio astral!
Dédalo
construyó las alas enceradas de un silencio,
Soñaba
con tirar su semilla al viento
y
verla sobre el sol germinar,
¿verá
acaso su árbol envejecer a través
de
una sucia ventana?
Ícaro
dio un salto y cerró los ojos
Entonces
recordó una pequeña luz agonizando en el mar,
percibió
brutalmente su pequeñez,
¡qué
opaca le pareció su piel!
Soy
una hoja de otoño tiritando de frío-balbuceó
Una
hoja agonizante a punto de caer.
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