jueves, 3 de noviembre de 2011

Hebra dorada


Se me queda la consciencia en la rutina del día
en las telas de las cortinas blancas,
en el plato de la sopa que se enfría.
 Se me enreda la consciencia en las conversaciones cotidianas,
en el saludo congelado a los extraños,
el pensamiento fluye razonable, sin quebrantos,
sin embargo, por las noches me surge un destello inconsciente,
una hebra dorada que se alarga,
 que me embarga,
¡que me hace zozobrar!
tiro y tiro del hilo dorado,
desmadejo el secreto,
me dejo conducir por el canto de las dunas,
¿Qué misterio es el tuyo instante puro y dorado que surges de improviso?
y por respuesta sólo una puerta que se cierra sin hacer ningún ruido
y una voz diciendo: Sumérgete en mi, encuentrame.

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