sábado, 29 de octubre de 2011

A la espera de un oasis


Entra con paso firme en el desierto ¡no vaciles!
¿quién te ha dicho que entre sus dunas se corona la soledad y la garra fría de la tristeza?
El desierto es un transitar despacio entre dorados espejos.
no es preciso que tomes mi mano ¡toma mi pensamiento!
recorre esta geografía dorada, no declines.

Bajo tu sombra duerme la luna color espiga,
estoy vigilante, no has de caer en medio de la arena.
Yo camino buscando un presagio, la certidumbre del bosque que aguarda.
¡Brilla, brilla! pero no te ciegues,
en aquel oasis perdurable de rosas, te espero.

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