Salvador Dalí
para que el temblor que se ahoga en el umbral del tiempo
vuelva a la quietud clara de los astros en el amanecer.
Es tiempo de abandonar la comodidad incolora de la silla
y asomarse a la ventana de los sueños,
ese cuadrado frágil que te devuelve la memoria del mar
esa fotografía oscura perfumada de distancia y espera.
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