Pablo Picasso
soñó con la palabra Ruiseñor;
Ahogó el sonido oscuro de la noche para dibujar en el aire los contornos de aquel concepto circular;
El tiempo se comprimió en la extensión redonda de aquella claridad representativa de su propia eternidad.
¡Oh las letras como espejos multiplicando el vuelo!
El ruiseñor abrió los ojos abrazado a su rama, como un naufrago del infinito,
con un nuevo vacío en su ser, con una sensación de abismo profundo en la garganta.
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