jueves, 31 de mayo de 2012

Ansia de espuma


Ahí viene otra vez en sueños este delirio de espuma milenaria,
En noches le decía al mar oscuro: vuelve pronto a mis ojos
Retorna a mi orilla abrillantada,
Pero su espuma es esquiva en estos días;
Sólo un poco de sal de mesa y un vasto océano de calendario colgado en la cocina.
El mar nunca olvida a sus hijos pródigos;
Vuelve a mí pequeña criatura con ansia de espuma,
susurra,
Recoge tus zapatos azules y regresa a mi.
 Tan natural es su disposición a ser verde,
Furioso y distante,
Y a barrer todo con sus olas; que a veces se vuelve ausente en su presencia,
¿Podéis comprender que los bañistas son orejas que luchan por incrustarse en su inmensidad?
¿Puede haber algo más incierto y verde que esta agua que ruge al borde de un sueño?
Es el ansia de espuma que guía estos pasos perdidos,
Es la bondad de las algas la que me ayudará a quebrantar tanta nostalgia,
¡Y si mis ojos pudieran delatar lo que han visto en la línea furtiva de su horizonte!
¿Por donde he de volver a retomar el camino hacia tu espuma?
¿Acaso ha de mostrarme la dirección una mano cubierta con un guante de lejanía?

Hoja de otoño que no has de caer sublime en sus olas,
Anhelas sólo un poco de espuma y te es dado una porción de cemento,
¿Imaginas que en el fin de los tiempos la salvia será transmutada en un chorro marino?
Si, es cierto, tiemblan las hojas al borde del árbol anhelando el mar de los náufragos,
Tiemblas las hojas, y también tiemblo yo con esta ansia de espuma.
Corre con tus manos temblorosas, corre y huye de las cenizas grises de esta urbe,
Has de escuchar la caracola marina que distante te trae el rugir de sus olas,
Corre y escucha,
Escucha y corre,
De ese dolor del que nace el hombre y la mujer has de retornar a la espuma;
El mar ya ha dispuesto tu destino de criatura que anhela un paraíso perdido,
Un paraíso que se enreda en los tesoros de un naufragio,
Has de buscar, has de quebrantar la noche misteriosa en pos de tu anhelo,
Así debe ser y así ha sido desde que tus pulmones se llenaron de aire.
Toda tu sangre desemboca en este anhelo furtivo,
Sin embargo, soy sólo una mujer de musgo y polvo
 Y tengo temor de tus faros sumergidos en la profundidad,
Ven a mi espuma de mar: abre la ventana de mis ojos,
Con el corazón en las paredes te he llamado,
Ansiedad de espuma que hiere y me desangra.



No hay comentarios:

Publicar un comentario