Gustav Klimt
brotan delicadas imágenes de tus oídos asustados
y aunque se trastornen las enredaderas en su oscuro territorio
has de trepar por las frágiles paredes de la armadura dorada del sol.
Despierta, la mañana muerde el fruto que cuelga de tu árbol interior
el sol escupe segundos que en tus párpados se apagan.
Flores caníbales se tragan tus sueños amarillos
sus raíces proyectan la osamenta dorada de tus ensoñaciones íntimas.
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