Melusina descubierta, Guillebert de Mets
Camina
rozando las distancias con el borde se su sueño de lírica serpiente,
arrastrando aquellos sábados astrológicos de su metamorfosis plástica,
el espejo vertical del cielo le devuelve un ojo con
el que fabrica hilos de miradas
para
tejer y destejer la esfera de su cuerpo mordiéndose la cola blanca.
Melusina,
cae un pez,
se
resbala de tus dedos de hada crucificada por unos enfermizos árboles
que
sueñan transformarse en la madera de los sueños de Raimondín.
El
cielo abrió el corazón de tu infancia podada por una lluvia verde,
las
escamas bajo el sol de aquellas horas olvidadas
llenan de polvo tu blanco corazón.
Se arrastra el mar en mi cola de plata
Piernas de sombra son mis pasos
Soy todas las mujeres en mi espejo de
plata
Siglos de siglos nuestra herencia de
serpiente arrebatada
Tenía yo un corazón en la bañera
Entre las ondulaciones de su mirada
fermentada
Ahogó su tic-tac.
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