Rafal Olbisnki
En una molécula del mar embravecido
Me
encuentro a un señor dibujando el tiempo,
Bajo
su sombra cristalina, la cáscara del corazón esconde los desechos de los sueños
más extraños.
¿Quién profetiza la sustancia de los
colores?
Él se ríe,
Sólo
se ríe, como aplaudiendo la hipocresía del mar.
Oculto en el umbral de una falsa estrella retiene la risa
Y
la suelta en mi demudado jardín.
¡Qué cínico es usted señor!- Le digo
colgando mis pies desde la estrella más alta.
Al
instante me responde desde el borde de su trapecio recién pintado.
Señorita, le advierto que los lirios voladores la están
alcanzando, no piense tanto en la resurrección de aquellas golondrinas del
siglo pasado, ¡reme! ¡reme!
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