Michael Parkes
tus ojos son la espalda del silencio.
Al fondo de los mares muertos
al fondo de un río extraviado
Escuchas a la vida deslizarse;
que fatiga
nada nuevo sobre la cabellera de la lejanía
te cansas de aquel falso resplandor brotando del horizonte abierto.
Ni acantilados, ni enredaderas en la ventana de los ciegos,
la bruma no sube
tampoco baja
¿Adonde se ha ido el asombro
que cómo pájaro cantaba sobre ese árbol-mástil?
Has de volver a descubrir el fuego
y has de palidecer de asombro
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