domingo, 5 de febrero de 2012

Marea alta



De pronto las aguas del océano detienen el suspenso,
enardecidas por una fuerza extraña 
extienden sus delicados brazos de espuma,
su único destino es abrazar la alta cordillera.
Estoy distante del mar, de su orilla
Sin embargo, no tengo dudas, la marea esta alta,
Algo en la espesura del silencio me lo confirma,
Por lo demás
¡esta noche me siento interminablemente oscura!
 El cielo cierra sus ojos frente al mar y
Allá lejos, muy lejos alguien concilia sueños que me llaman,
que me hacen señas como faros distantes,
tan distantes como esta marea que sube, que borra,
Que devora tantas y tantas huellas de él, de ella
¡de todos!
¿acaso el mar estaba prisionero?
¿acaso alguien lo ha liberado?
¿podría ocurrir lo mismo con nosotros, pobres habitantes de un mundo de esclavos?
¿alguién ha de liberarnos?
Y poder al fin ser mar y ¡desbordarnos! Dios ¡desbordarnos!





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