miércoles, 15 de febrero de 2012

El hombre de la tierra


El hombre de la tierra conduce su rebaño de nubes
a un remoto lugar de la montaña,
de rostro oscuro y manos largas, busca ascender
y asciende,
su rebaño le sigue silencioso,
como si en cada animalito habitara el corazón desbordante de su dueño.
Las sombras dibujan extrañas figuras en su rostro,
y hacen de su cara un teatro chino;
¿qué buscas paso perdido?
¿acaso quieres un luminoso lugar sin cortinas para tu rebaño de sueños blancos?

El hombre de la tierra se entristece,
 no alcanza a coger la semilla que se dispersa en el viento
Entonces grita y le pregunta a dios:
¿De donde surgiste frío paisaje para dar rostro al hombre que soy?
Y en el borde de su aflicción llama a la luna de sus padres.
Sin embargo, hay tardes en las que se alegra y
Se rie como el mar cuando despierta,
Mira una flor amarilla que le canta
Y siente que su abandono disminuye,
Entonces la esperanza es un nido de perfumes
Y un porvenir que se acorta
Que le llama en el horizonte,
Que le recuerda que el hombre de la tierra jamás se rinde



No hay comentarios:

Publicar un comentario