Sedientos de historias ajenas
De espejismos literarios que se dispersen en nuestra arena,
Torres de palabras hechas de sucesión y de espera.
Deseamos ver desde unos ojos de cera
Vestirnos con los harapos del tiempo
Y movernos como hermosas marionetas
Dirigidas por los hilos dorados de un neurótico creador;
Caminar atemporales por el bosque de Lady Chatterley
A sabiendas que la civilización es un reloj,
la domesticación cifrada del movimiento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario