El día pone en marcha su maquinaria indestructible
Sus piezas gastadas se ajustan perfectamente gracias a la luz del sol
En su interior un pájaro imita el ruido de la muerte de un cangrejo
Queriendo ser como el mar mi corazón fabrica peces dorados
en el centro de su canción
Al final del día damos cuerda a nuestros sueños fatigados
Buscamos bajo la almohada el motor de la quietud
Y, tras el peso del silencio
Nos buscamos bajo la cortina blanca de nuestros sueños
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