Michael Cheval
Que
ondulante el mar en su cuna milenaria
Y
que petulantes se ven las gaviotas dando la espalda
Al horizonte geométrico.
Nadie
respondió,
las
primeras en desertar fueron las caracolas marinas,
Inmaculadas
y mudas no dieron respuesta.
Inquieta
y con el traje frío de la tempestad
Interpelo
a las olas, quienes tomando la forma de un abanico
me responden irónicas imitando la voz de la brisa del mar,
¿Estás ahí?-preguntan las algas-
Tú no eres un cuerpo, eres una
trayectoria cuyo punto de partida está aquí y allá.
El misterio se desangra en un grano de arena...
Océano
sin padre ni madre,
Quita
tu máscara de infinito,
Los
peces conocen tu fondo,
¡escupe
de una vez por todas tu misterio!
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