domingo, 11 de enero de 2015

Vampiro de agua

Michael Cheval

Juraste recomponer la oscuridad con las cenizas
de aquellas algas que brotaron de la profundidad,
sin embargo, la luz quemó tus antiguas ensoñaciones fantasmagóricas
y la sombra se ahogó en tu corazón.
Te escondes bajo la máscara de los peces
apretando en el borde de tu piel la sensibilidad;
tus raíces líquidas se extienden como brazos
en busca de distantes y seductoras marionetas del mar.
Arena en las arenas del tiempo que de tus pestañas se escapa,
¿por dónde, en qué lugar la luz ha de retornar?

Tus colmillos se incrustan en la superficie de las olas
en un infinito roer de la espera en espiral,
las horas saladas salpican a las frías piedras de una orilla que te hace señas.
Líquida criatura, fabricas falsas tinieblas en tu laboratorio-profundidad,
acaso los peces descansen de tus palabras cuidadosamente ideadas para morder
y arrebatar, ¿qué será?
Los residuos de tus sueños como olas van y vienen,
en un vaivén decorado por inolvidables gaviotas de encaje;
Aún cuando sabes que el mar sólo devuelve cruces y estacas de arena,
y nunca aquel tiempo que maduraba en los inmemoriales árboles de tu infancia,
aquello que tus fríos dedos desean inútilmente recapturar.

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