Rafal Olbinski
Las
murallas de carne asedian tu corazón,
Sabes
que no hay liberación si no presientes la eternidad,
Tal
como intuye el submarino su destino oculto en el mar.
Cuando
venga el deshielo no olvidarás el encierro
Pero tal vez podrás amar como estrella recién nacida
Como
isla transportada por el viento a su origen remoto,
Con todos aquellos furiosos faros apuntando hacia tu centro.
Con todos aquellos furiosos faros apuntando hacia tu centro.
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