Se enfrió tu corazón,
con las manos del sol lo intenté calentar.
Ceniza gris de tu llanto maltratado,
en un sueño la pude dispersar.
Aquellos brazos míos arrinconando tu soledad
y mis pies tropezando con la realidad.
Los fragmentos de tus tristezas en el tejado del mar.
El tiempo nos hace retroceder,
¡Siempre nos empuja hacia atrás!
Eres el barco, yo el capitán
que lucha contra la tormenta de la soledad.
Finalmente, te vi sonreírle al llanto
y arrancarle la sal a las lágrimas del mar.
Bajaste de tu cruz despojado de clavos y espinas,
herido,
coronado por la luz diáfana de la verdad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario