Las primeras horas del día son rociadas por impresiones abstractas,
imprecisas,
Tú quisieras que la emoción se hiciera figurativa, y que, sólida,
en tu centro se estampara.
La rutina cierra el primer capítulo del reloj nocturno y escupe su trama repetitiva
en los párpados de la luz.
Deberías darle un toque onírico a la marea delirante de tus obsesiones cotidianas;
despojar de su escenario a las marionetas que naufragan repetidamente en el océano de tus actos cotidianos;
Y, recién nacido, abrazar ese sol único, irrepetible, que brota de los sueños del turista.
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