domingo, 6 de diciembre de 2015

El amor de Tristán e Isolda


¡Oh la dorada manta del amor
cubriendo un sueño blanco!
¿Cómo llegamos a la frontera líquida del tiempo?
¿Qué silencio crepitante nos condujo a esta montaña
que como muralla nos revela y divide?

Tristán, hay pájaros rotos en el cielo,
sus despojos caen  sobre nuestro olvido;
La pócima que bebimos
asciende oscura por nuestra arboleda interior.

Navegábamos por la garganta del mar
Con este modo austero y anhelante de amar,
Las porcelanas rugían en la profundidad,
invocaban la pupila dilatada del amor en su copa,
Era una sombra en el pasado, y sin embargo tampoco era eso.

Isolda, te he invocado
Del mismo modo como la brisa serena
Llama a la tempestad;
Isolda, los manuscritos fugaces de tus manos
arrastran al cielo hacia una eternidad extraña

Algo probamos,
Tal vez fue el veneno de las horas,
la pócima oscura que ofrece las primaveras que no volverán.
El mago escribió nuestros nombres en una muralla perforada por  astros,
Finiquitado, aniquilado el mundo,
Hasta que de pronto nos advertimos
En un sueño extraño,

Tristán, voy puliendo las nubes
Dibujando signos que te revelen mi submarino corazón,
Voy hacia a ti montada en una noche sin retorno,
Lentamente,
Como el viejo Ulises a su Itaca inmortal.

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