domingo, 13 de septiembre de 2015

Arriba, abajo...


El sol liviano sale de tu cabeza y se posiciona en las alturas,
alumbra tu llano interior
(Sobre tu espacio caen paracaídas que se estremecen por la altura del tiempo).

Las horas se renuevan en los jirones de tus presentimientos.

La mañana es una montaña coronada de astros
por ella desciendes hacia la casa de tus sueños
(en sus afueras hay un molino que se enciende y se apaga).

Tus ojos fabrican mitos que desafían a la realidad

Tantos siglos palpitando bajo la superficie de tu casa
el piso cruje de soledad
(Bajo la tierra se escuchan llorar los astros).

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