¿Sabías que el amanecer en el
desierto es mágico?
Los primeros instantes en que el sol despunta,
el tiempo se detiene.
Entonces, la geografía dorada
sueña con el bosque distante,
y la arena anhela la sombra del árbol.
Esto ocurre hasta que,
silenciosamente,
el sol logra emerger triunfante —
marcando con ello la resurrección del día.
Entonces, la arena comienza a
respirar nuevamente,
para dar paso a la ficción del tiempo.
Desde esta eternidad se diseñan
las imágenes
que brotan de mi mente.
Recojo mis zapatos de luz líquida
y comienzo el rito de café,
polvo, sueños y oro de todas las mañanas.
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