Adiós a los barcos hundidos
que buscan tu corazón perdido.
A dios el retorno que no retorna,
a dios la tristeza del círculo que nunca cierra.
Adiós a la linterna colgada en el sueño,
adiós al príncipe Hamlet
y la pesadilla de su calavera.
A dios los bastos, las copas y su rueda.
Adiós a las rocas que no dan rosas,
adiós al que nada te dio,
al que te espera.
Adiós a dios y a sus estrellas.
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