Me asomo al jardín
y extiendo la sábana blanca
de todos mis anhelos.
¿Quién ahoga las estrellas en la
fuente?
—Es él —murmuran desde su ventanilla los girasoles—:
el coleccionista de colibrís.
Cierro los ojos y
escucho el murmullo
de su voz soberbia diciendo:
“Lo único que importa
es el aleteo vibrante del colibrí.
Te asomas a su idilio con las flores,
y tus sueños se escapan a la eternidad.
Te ahogas en el espejo del jardín.
Voy coleccionando la ternura de los colibrís.
¡Silencio!
No hay jardín, no hay tiempo,
ni canciones;
sólo un aleteo invisible diciendo:
La belleza es una criatura huérfana
que les roba el espíritu salvaje a las flores”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario