miércoles, 26 de octubre de 2011

Canción de arena


¿Dónde está la sangre luminosas de aquellos que murieron descalzos y con el pecho roto?
Sus voces aún sueñan con el desierto redentor,
Yo miro esta inmensidad desde siempre, con la herida de todo hombre y toda mujer en mis manos.
¿Con qué habré de amplificar el canto de las dunas?
Grano a grano, polvo a polvo,
 Encuentro de lo indivisible:
Es el canto mágico de las dunas.
Con humilde paciencia me siento a escuchar,
Y espero que se produzca el encuentro entre el grano que descansa en mi pelo
Y el que acaricia tu frente,
Sencilla y dulce melodía,
Miel dorada para tanto maleficio en estos días de turbulencia.

En el límite del desierto: el bosque,
En el límite del bosque: el cielo;
Está canción de arena busca ascender
Y dibujar una cruz en la cortina del mundo,
Acaso sea el fin de los tiempos
Y hemos de intercambiar monedas gastadas por granos de oro,
El mundo está triste, los bosques despoblados,
Las ciudades en llamas, las abejas han huido al desierto
No hay miel en ninguna mesa,
Los vapores descienden al subsuelo y
Es más fácil hundirse en la urbe que en el agua.
De la luz fría de la lámpara, surge la luz envejecida del desierto,
Vellón de oro de nuestra salvación,
Debéis dirigir vuestros pasos al misterio dorado:
El canto de las dunas ha de guiarles.


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